Los puntos ciegos: portales hacia lo invisible
Todo sistema tiene un punto ciego. Algo que, por su misma estructura, no puede ver. No porque esté roto, sino porque está vivo. El punto ciego no es un error. Es una invitación.
En el modelo fractal de la creación que uso como base espiritual, cada subsistema —una persona, una idea, un cuerpo, una célula, un vínculo— tiene dos partes que interactúan. Y entre ellas, inevitablemente, aparece un punto ciego.

Ese punto ciego es el lugar desde donde entra la luz, pero también donde nos equivocamos. Nos molesta, nos desafía, nos desenfoca. Por eso intentamos taparlo, ignorarlo, proyectarlo en otros. Pero ahí está: llamando nuestra atención desde lo oculto.
¿Qué ocurre en el punto ciego?
- Surgen conflictos, porque no comprendemos lo que no vemos
- Surgen repeticiones, porque no integramos la lección
- Surgen oportunidades, porque nos obliga a mirar con otros ojos
El punto ciego nos obliga a relacionarnos. Nos lleva al otro. Porque si yo no puedo verlo, quizás tú sí. Y si tú tampoco lo ves, podemos descubrirlo juntos.
¿Dónde se manifiestan?
- En mi cuerpo: como una dolencia persistente que nadie puede explicar
- En mis relaciones: cuando todos me reflejan lo mismo y no lo entiendo
- En mi mente: cuando insisto en una idea aunque no funcione
- En mi alma: cuando me repito sin evolucionar
El punto ciego no es una oscuridad vacía
Es un portal. Desde ahí puede surgir una nueva comprensión. Es el útero del cambio. Pero sólo si tengo el coraje de mirarlo, no con juicio, sino con curiosidad.
A veces se manifiesta como una pregunta sin respuesta. Otras, como una sombra que me persigue. Pero si lo escucho con ternura, ese punto ciego se convierte en una grieta por donde entra la verdad.
Fractales con centro oculto
En un fractal, cada parte contiene el patrón del todo, pero también una pequeña distorsión. Esa distorsión es el punto ciego. Y es lo que permite el movimiento.
La perfección absoluta es estática. El punto ciego permite crecer, porque si viéramos todo, no habría nada que buscar.
Cómo trabajar con tu punto ciego
- Escucha tus resistencias. Lo que niegas es lo que guía.
- Pregunta a otros. Lo que no ves, alguien lo está viviendo.
- Observa los ciclos. Lo que se repite tiene algo que mostrarte.
- Usa el arte. Dibuja, escribe, pinta… lo inconsciente habla ahí.
- Agradece tu ceguera. Es tu maestra disfrazada.
Los puntos ciegos no nos separan de la verdad. Nos conducen hacia ella.
Y si los abrazamos con humildad, se convierten en los portales más fértiles de nuestra transformación.